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Todos conocemos las llaves de primera mano. Son esos elementos que llevamos encima en todo momento y que nos permiten proteger aquello que nos pertenece. Es más, sin las llaves habría sido muy complicado que nuestra sociedad hubiese evolucionado hacia una sociedad basada en la propiedad privada. ¿Cómo la defenderíamos de los demás? ¿Cómo validaríamos que es nuestra? En ese sentido, la llave ha sido y seguirá siendo fundamental en nuestras vidas. ¿Pero cuál es el origen de la llave? ¿A quién le debemos un invento tan práctico?

 

Origen de la llave

Encontrar el origen de la llave resulta imposible. Como tantos otros inventos que tuvieron lugar en el seno de civilizaciones antiguas precristianas, de las que tenemos muy poca documentación, su atribución específica está fuera de nuestro alcance. Pero en estas palabras viene implícita una cuestión: las llaves son objetos milenarios que llevan entre nosotros muchísimo tiempo. Es más, las llaves estaban ahí antes de que existiera el mismísimo imperio romano. Antes que los mayas. Y antes incluso que los griegos.

En concreto, y según los historiadores, la primera llave creada por la humanidad nació en el Antiguo Egipcio. Los egipcios acomodados la idearon con la intención de proteger sus pertenencias. Una pulsión que, en realidad, es inherente al ser humano. Así, la civilización egipcia resolvió uno de los grandes problemas de los seres humanos hace más de cuatro mil años y sentó así las bases de lo que sería milenios más tarda la sociedad de la propiedad privada. La historia de la llave es, en cierto modo, la historia del mundo.

Eso sí, aquella primera llave, así como sus coetáneas, tenían muy poquito que ver con las minúsculas llaves que utilizamos hoy día. Como cuentan los historiadores, aquellas primeras llaves podían superar incluso el metro de longitud. Como con tantos otros inventos, serían los griegos y los romanos las que las irían optimizando de modo que fueran mucho más funcionales. En la Antigua Roma ya eran elementos bastante generalizados que utilizaban los romanos para proteger sus viviendas y cajas de seguridad.

Para transformar aquellos armatostes en pequeñas llaves, los griegos y los romanos comenzaron a sustituir los materiales de madera por materiales metálicos. Una modificación que las hizo no solo más prácticas, sino mucho más democráticas y al alcance de muchas más personas. Sin duda, un invento revolucionario. La historia de la llave atribuye a un inventor de la Antigua Grecia, Teodoro de Samos, la creación de la llave. Es el primer creador del que se tiene constancia específica, pero como decíamos la llave fue inventada mucho antes.

 

Evolución de la llave hasta nuestros días

La evolución de la llave guarda una relación directa con los ladrones. Es cierto que en un principio, durante aquel periodo grecorromano, la llave fue adaptándose por cuestiones prácticas y de economía de recursos. Pero pronto los ladrones aprendieron técnicas de vulneración que obligaron a aquellos  primeros cerrajeros de la antigüedad a implementar nuevas innovaciones a sus diseños de llave con el objetivo de que siguiesen siendo útiles. También, por supuesto, a las cerraduras. La historia de la llave y de la cerradura son inseparables.

Hoy, la historia de las llaves antiguas, marcada por la permanente lucha contra los ladrones, resuena de igual manera. Los fabricantes de cerraduras y llaves de seguridad continúan enfrascados en una evolución constante con la finalidad de impedir o al menos retrasar las aperturas ilícitas de puertas. Ya sean puertas de viviendas, de cajas fuertes o de vehículos, la lucha no descansa nunca. Tenemos una idea aproximada de cuándo comenzó la historia de la llave. Pero tenemos la certeza de que nunca terminará.